Toda la miseria en la Tierra es un modelo de negocio. Se trata de recursos e intereses. Todo nacimiento es un contrato de esclavos desorientados en las tinieblas de la inconciencia. Todas las guerras son sacrificios de sangre. El Nuevo Orden Mundial es un programa para esclavizarnos totalmente a través de sistemas financieros.
Toda la humanidad ha delinquido. Todo poderoso ha desatado su prepotencia, despotismos e injusticias en perjuicio de las masas embrutecidas por la ignorancia. Las águilas vuelan alto por encima de los montes y casi ninguna fuerza les arroja al suelo. Los débiles, en cambio, van cayendo a cada paso y necesitan ser levantados como la madre levanta con amor a sus pequeños hijos. La infeliz criatura humana, pegada como un molusco al pantano, ha olvidado su noble condición divina para continuar indefinidamente su vida letárgica de gusano. Aquellos tienen sus palacios, parques, plazas y paseos. Nosotros sólo tenemos el trabajo que nos da sustento y aun esto nos quitan los grandes magnates que están hinchados de todo.
No crean que el mucho saber trae mucha paz al espíritu. Las profundidades de la sabiduría tiene secretos que a veces causan espanto, como en las profundidades del mar se encuentran maravillas que aterran.
Siempre me persigue el pensamiento de los medios que convendría usar para eliminar el egoísmo que destruye a la sociedad. Por ello, mejor levantar a los caídos, reconstruir el mundo que fue devastado, abrir nuevos surcos en los campos estériles y transformarlos en huertos dorados. Existe una Ley Eterna que tiene hilos invisibles que atan las almas luminosas unas a otras. Todas las que son afines, es decir, que piensan y sientes de igual manera, forman unidas una poderosa corriente que guía la evolución humana e impulsa a las masas de seres poco evolucionados a dar un paso en su camino o apartarles de la ignorancia en que se hallan sumidos. Todo mal cae sobre quien lo hace.