“Twitter era una lengua de gusano” ha señalado Elon Musk en el marco de la desclasificación sobre la censura conocida como los Twitter Files o Twitter Gate. La erosión de normas dentro de la empresa, las decisiones de altos ejecutivos de violar sus propias políticas y la interacción continua con las agencias federales de los Estados Unidos se combinarían para sacar a Donald Trump de la Casa Blanca. Un golpe que se realizó entre el 6 y 8 de enero de 2021 y en donde los ex ejecutivos de Twitter redujeron las miles de normas de convivencia a solo una: “Lo que decimos, se hace”.
Durante esos días se vivieron momentos históricos en los anales de las redes sociales, en cuanto que los ex ejecutivos de Twitter empezaron a gozar de un nuevo poder cuasi incontrarrestable que los convertiría, por algún tiempo, en una especie de Tribunal Supremo operando desde las sombras. Luego de cerrar la cuenta de Trump, quien persistentemente denunciaba un fraude en la elección presidencial de Joe Biden, procedieron a establecer la voluntad de prohibir “si se hacía absolutamente necesario”, el acceso a la red social no sólo a medios de comunicación, sino también a futuros presidentes y Casas Blancas.
Los ex altos ejecutivos de Twitter -quizá presionados por las agencias federales, con las que se reunían semanalmente- empezaron a hablar de “vicios” como pretextos para hacer lo que probablemente habrían hecho de todos modos: censurar a todos los que no se ajustaban al discurso oficial del Nuevo Orden Mundial. Para ello aplicaban filtros de visibilidad, algoritmos para que los mensajes no pudieran ser respondidos, compartidos o gustados, intervenciones suaves y desamplificación, como la que fue objeto Trump el 10 de diciembre de 2021, quien disparó 25 tuits diciendo cosas como: “Se está produciendo un golpe de Estado delante de nuestros ojos”.
Esta desclasificación realizada por Elon Musk a través de la cuenta de Michael Shellenberger @ShellenbergerMD bajo el hastg #TwitterFiles 3 y 4 , demuestra que esa red social, al menos en 2020, estaba desplegando una amplia gama de herramientas visibles e invisibles, utilizando un vasto léxico de acrónimos y palabras orwellianas, no sólo para destituir al entonces Presidente Trump, sino también para acabar con libre expresión en la democracia de los Estados Unidos. Prácticas repetidas por otras redes sociales de amplio alcance hasta el día de hoy.